Zonas Marino Costeras Amenazadas

Zonas Marino Costeras Amenazadas

Los países de República Dominicana y Haití están conformados por diversos paisajes dados por su vegetación, topografía, climas, etc., los cuales deben de ser conservados y protegidos tanto por sus funciones ecológicas como sociales y económicas. Por ello se han realizado esfuerzos para la gestión y manejo de aquellas áreas de gran importancia, para la conservación de especies vegetales y animales, además de la integración de actividades económicas sustentables.

 

El Complejo de Áreas Protegidas Monte Cristi se compone por las áreas protegidas de Parque Nacional el Morro, Refugio de Vida Silvestre Cayos Siete Hermanos, Parque Nacional Submarino Monte Cristi, Parque Nacional Manglares Estero Balsa, Refugio de Vida Silvestre Laguna Saladillo y Santuario de Mamífero Marinos Estero Hondo, siendo declarado en 1983. Los primeros esfuerzos de conservación de las áreas protegidas de Monte Cristi obedecieron a la coordinación interinstitucional de la antigua Dirección Nacional de Parques, del entonces departamento de Vida Silvestre, de la Secretaría de Estado de Agricultura, así como del Museo Nacional de Historia Natural. El Parque Nacional Monte Cristi fue establecido en el año 1983 y sus límites fueron ampliados y fijados en 1993, abarcando en una unidad amplias zonas costeras y marinas. Desde el 1986 al 1999 surgieron varios Decretos que trataron el establecimiento y modificación de los límites geográficos del referido Parque Nacional. Luego, la promulgación de la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Ley 64.00) ratifica a todas estas áreas como Parque Nacional Monte Cristi, reconociendo los límites fijados por el Decreto 16-96. 

Por otro lado, en Haití se cuentan con 75,406 ha., considerando que únicamente se localiza un área protegida costera, la cual abarca las comunas de Caracol, Terrier Rouge, Fort-Liberté y Ferrier. Dicha área pertenece al Programa de Biodiversidad Marina del Caribe, el cual tiene como objetivo la conservación de los recursos marinos de la Región del Caribe, donde la Agencia Nacional de Áreas Protegidas del Ministerio del Ambiente (USAID) y The Nature Conservancy (TNC) colaboran con diversos países como República Dominicana y Haití.

A continuación, se realiza un resumen de cada una de las áreas protegidas costeras, antes mencionadas, describiendo principalmente sus coordenadas y localización, además de los principales elementos u objetos de conservación que cada plan de manejo refiere, junto con sus zonificaciones.

El área cuenta con una extensión de 75,406 hectáreas, abarcando el norte de las comunas de Limonade, Caracol, Terrier Rouge, Fort-Liberté y Ferrier, su declaratoria se llevó a cabo el 21 de marzo de 2014, mediante un Decreto Presidencial. Además de estar sujeta a una gestión y planificación como un área de categoría VI, de acuerdo con lo establecido en las directrices de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), esto es, que se trata de un área de gran extensión, la cual tiene ecosistemas y hábitats naturales con valores culturales, siendo la conservación de los recursos naturales junto con su aprovechamiento sostenible, siendo este primero lo primordial dentro de sus objetivos, asegurando siempre una simbiosis entre ambos aspectos; a su vez se contemplan los objetivos económicos y sociales para las comunidades que se encuentren o influyan directamente en las áreas protegidas.

De acuerdo con el plan de manejo del área, algunos motivos por lo que el área natural es de gran importancia no sólo a nivel nacional, si no también internacional, es que es un punto de relevancia de biodiversidad y endemicidad de las islas del Caribe, siendo una zona clave para la biodiversidad y un importante corredor de conservación, además de ubicarse de forma contigua con el Parque Nacional Manglares del Estero Balsa, el tiene la misma consideración, por lo que da continuidad y reafirma el valor ecológico de la zona de estudio, tanto del lado de Haití como el de República Dominicana.

Dentro de la zona de protección se encuentran los humedales o bosques de mangles ubicados en las bahías de las comunas antes mencionadas, al igual que los arrecifes de coral, praderas marinas, fondos blandos y demás ecosistemas marinos, cercanos a la costa, así como la vegetación como los bosques secos tropicales. Estos ecosistemas están conformados por 235 especies vegetales, siendo predominantes los árboles frutales y las acacias, al igual que las áreas naturales de República Dominicana, la Acacia farnesiana ha tenido un desarrollo acelerado desplazando a especies vegetales nativas, aunado a la expansión de los cultivos agrícolas y áreas ganaderas que aumentan dicho desplazamiento.

En cuanto a los cuerpos y corrientes de agua, se trata de elementos de gran biodiversidad, como es el caso de los ríos donde existen mayores especies de vertebrados e invertebrados, al igual que la Laguna aux Boeufs, Fort – Liberté y el río Masacre, los que son hábitats de gran relevancia para distintas especies de aves. Los reptiles y anfibios presentes tienen un bajo número de especies, resultado de la constante presión y contaminación del área y sus elementos naturales. Los arrecifes de coral, son otro punto de biodiversidad, principalmente en la Bahía de Fort Liberté, en la cual se encuentra uno de los arrecifes con mayor grado de complejidad estructural.

El plan de manejo contempla una zonificación con la integración de 5 áreas de gestión y manejo: área de regeneración. conservación, uso sostenible, gestión comunitaria y conservación cultural, las dos primeras tienen injerencia tanto en el ámbito terrestre como en el marino, mientras que las demás sólo contemplan una gestión y manejo de la superficie terrestre. El área de regeneración contempla en su mayoría los ecosistemas marinos, debido a la degradación continua en la que se encuentran, derivadas de las actividades humanas; en el área de conservación como en la de regeneración se pretende controlar la actividad económica pesquera, siendo una de las acciones primordiales para el mejoramiento de los ecosistemas, dentro de la conservación también se integran las plantaciones de sisal del norte y oeste de Phaeton; en relación al uso sustentable, se encuentra las áreas agrícolas con estrategias y objetivos que puedan generar beneficios sociales, económicos y ambientales; el área de

gestión comunitaria abarca las 7 comunidades existentes dentro del parque y por último el área

cultural contempla principalmente las zonas arqueológicas o con importancia histórica.

Cuenta con una superficie total de 115.37 km2, de los cuales 4.61 km2 (4%) corresponde al ambiente terrestre y 110.76 km2 (96%) es ambiente marino. El límite del área protegida está comprendido entre las siguientes coordenadas UTM en la zona 19Q: Norte 2204196, Sur 2195221, Este 211047, Oeste199047. Se trata de un conjunto de formaciones rocosas que fungen como hábitats de anidamientos de aves marinas, por lo que es catalogada dentro de la categoría Áreas de gestión de hábitats/especie y declarada como una de las Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves (AICAs).

Los cayos se conformaron a partir de la acumulación de sedimentos arenosos depositados por

corrientes marinas. Debido a sus características de isla los ecosistemas presentes se dividen en:Terrestre, constituido por los mismos cayos (Cayo Torurú o Toruro, Cayo Monte Chico, Cayo Terrero o

Tercero, Cayo Monte Grande, Cayo Ratas, Cayo Muerto o Isla de Bubí y Cayo Arenas), en sus

superficies la mayoría de la vegetación presente es arbustiva, gramínea y herbácea, siendo bajas las especies vasculares, cuentan con playas rodeando las islas o bien en zonas específicas, siendo Cayo Arena el de menor o nula vegetación; otro ecosistema son los arrecifes coralinos, ubicados alrededor de los cayos; fondos blandos; y por último las praderas de hierbas marinas en los cayos Muerto y Ratas.

El refugio de vida silvestre contempla 2 principales elementos a conservar: Los ecosistemas presentes, como lo es el paisaje en su conjunto, es decir, el conjunto de islas con su flora y fauna como atractivo ecoturístico debido a su belleza natural; las playas ya que tienen una función para el anidamiento de tortugas; los arrecifes de coral , debido a su función ecológica como barreras naturales ante fenómenos naturales, así como una fuente de alimento y economía, a pesar de ello, presentan diversas amenazas climáticas y humanas que lo han degradado; las praderas de hierbas marinas por su importancia como refugio de especies marinas. El segundo elemento alude a la fauna, como se describió en un inicio las colonias aves, especialmente los bubíes son de gran relevancia y uno de los principales motivos de la declaración del área; los reptiles, ya que los cayos son un refugio para estas especies y las especies de interés pesquero que han sufrido una sobrepesca, además existe presencia del pez león el cual puede constituir un riesgo al disminuir la población de peces.

Por último, el Plan de Manejo del refugio zonifica el área en dos zonas: de Conservación Estricta, referida al conjunto de Cayos y Zona de Pesca Regulada, referida al ecosistema marítimo, correspondiendo el 96% del área total decretada.

Abarca una superficie total de 56.54 km2. El límite del área protegida está comprendido entre lassiguientes coordenadas UTM en la zona 19Q: Norte 2196046 M, Sur 2178350 M, Este 2196646 M, Oeste 208774 M. El principal centro urbano con incidencia en el Parque es el Municipio Pepillo, Salcedo-Manzanillo.

El parque cuenta con el área más extensa de manglares dentro de la República Dominicana. Los ecosistemas presentes son la playa, donde se pueden realizar distintas actividades de recreación y ecoturismo; los manglares; cuerpos de agua, que al igual que la playa pueden ser un gran atractivo en función de la economía local; praderas marinas, salados / salitrales, siendo el refugio y hábitat de invertebrados y el bosque/ matorral seco en los bordes exteriores del manglar. En cuanto a su flora, se tiene registro que existen 201 especies vasculares, 11 endémicas de la Isla Hispaniola, 178 nativas, 9 introducidas y una naturalizada, de las cuales 16 se encuentran dentro de la categoría de especies amenazadas y 89 especies de fauna (crustáceos, peces de importancia comercial, anfibios, reptiles y aves).

Dentro de las principales amenazas que impactan directamente en la conservación ecológica de los ecosistemas están, la sobrepesca, la cacería y captura de especies, los conflictos entre pescadores debido a la frontera con Haití, la expansión tanto de la ganadería como de la urbanización hacia el área del parque y la falta de concientización de las personas por el cuidado de los recursos naturales.

La zonificación declarada contempla 2 zonas: zona de conservación estricta y zona de uso sostenible, considerando que es parte primordial de la economía la actividad pesquera.

Ocupa una superficie total de 18.49 km2. El límite del área protegida está comprendido entre las siguientes coordenadas UTM en la zona 19Q: Norte 2203772, Sur 2198793, Este 234112, Oeste221541. El principal centro urbano con incidencia en el Parque es el Municipio San Fernando de Monte Cristi.

En cuanto a su geología y edafología, se trata de un área con presencia de calizas arrecifales fosilífera con erosión fluvial y pluvial, areniscas y margas, además el Parque no cuenta con suelos aptos para la agricultura debido a la presencia de ciénagas, deficiencia de humedad en ciertas zonas, poca profundidad y erosión de los suelos. Los usos de suelo y cobertura de la tierra presentes se clasifican en 12 tipos, siendo los de mayor porcentaje el Mangle denso y el Mangle ralo y los de menor el Bosque seco, pastos y zona urbana.

Sumado a ello existen 5 ecosistemas a lo largo del Parque: Playas, bosque/matorral seco, manglares, humedales y la costa rocosa. Estos se encuentran compuestos por 203 especies de flora vascular (Veloz & Pequero, 2002), de las cuales 35 son endémicas de la Isla Hispaniola y 2 sólo se encuentran dentro del Morro, siendo el 63% especies nativas y el 14% exóticas o introducidas. A su vez, estos ecosistemas contemplan 9 especies de anfibios, 31 especies de reptiles, 28 especies de aves, 10 especies de artrópodos y 12 especies de reptiles. La importancia de su conservación radica en 3 elementos principales: El relieve del Morro, debido a su importancia simbólica e histórica para la comunidad y el propio municipio, este presenta riesgos de degradación ya que la urbanización se extiende hacia estas áreas, así como la ganadería; la vegetación, ya que los ecosistemas de manglares y humedales representan un rol de gran valor al ser fuente de alimento y refugio para diversas especies animales, al igual que fungir como barreras naturales ante diversos fenómenos naturales.

Estos ecosistemas se han visto afectados debido a su contaminación por combustibles, residuos sólidos o sedimentos y al cierre de caños que provocan su eliminación y desecación.

Otro punto son las poblaciones vegetales de Salvia Monte Cristina y la Mosiera urbaniana , se trata de las dos especies endémicas del Morro, las cuales presentan amenazas debido a los incendios temporales que tienen lugar en el parque; el último elemento contempla la fauna, especialmente las aves, al ser un gran atractivo turístico su observación, los anfibios, tomando en cuenta su clasificación como especies amenazadas y los reptiles.

Posee una extensión de 245.33 km2 El límite hacia tierra es la línea de costa, y hacia el océano

Atlántico en la isobata de 20 metros. El límite del área protegida está comprendido entre las siguientes coordenadas UTM en la zona 19Q: Norte 208774, Sur 2194125, Este 268240, Oeste 219048.

El Parque abarca gran parte de los arrecifes de coral más representativos del país, los que son parte fundamental en la economía de las poblaciones cercanas. Los ecosistemas que se encuentran dentro de la declaratoria son los manglares, divididos en tres secciones, los cuales fungen como filtros y retenedores de sedimentos, lo que permite que se puedan desarrollar los arrecifes de coral cerca de las costas, los sedimentos son una gran amenaza para estos ecosistemas debido a que afectan la calidad del agua y diversas corrientes de agua que desembocan en el mar, como el río Yaque del Norte son los principales medios del depósito de sedimentos; otro ecosistema son los arrecifes, ubicados en la línea de costa, divididos en 3 principales grupos: los arrecifes costeros, de parches y de barrera, siendo la barrera de Montecristo la más extensa de República Dominicana; posteriormente se encuentran los fondos blandos y las praderas de hierbas marinas. Dentro de estos ecosistemas se encuentran 48 especies de corales, 45 especies de esponjas, 14 de equinodermos, 22 especies de crustáceos, 3 especies de tortugas marinas y avistamientos de delfines y ballenas jorobadas.

Para su conservación, se identificaron 8 objetos de principal importancia, estos se pueden agrupar en 3 categorías: los ecosistemas, haciendo referencia a las playas debido a su rol dentro de las actividades ecoturísticas y recreativas de la misma población y los, ecosistemas de manglares y arrecifes contemplando su inferencia en la economía local por medio de la pesca; la segunda categoría es la fauna, las tortugas marinas y las especies de interés pesquero, estos últimos presentan una sobrepesca en diversas zonas siendo una de ellas el Veril de Burén y el Veril de Cayo Arena, donde se dan las agregaciones reproductivas de peces.

La zonificación establecida en el plan de manejo del Parque Nacional Submarino se divide en 2 zonas: zona de no pesca y zona de pesca regulada, teniendo lineamientos parecidos por lo que no se puede diferenciar entre las dos zonificaciones las características específicas que las conforman o bien, la razón por la cual se encuentran clasificadas de esa forma.